Estimado Joan Ribó,
Quiero mi semáforo. En serio. Y me voy a enfadar mucho si el día 3 de diciembre no se popularizan en Valencia algunos pasos de peatones para la integración en los que aparezcan el símbolo de la silla de ruedas. Porque yo, hasta hace un par de días me sentía identificado con una silueta verde que parecía caminar, aunque yo no lo pueda hacer. Pero ahora, después del despliegue de los semáforos paritarios, para mí ese símbolo ha dejado de significar «persona» y ha pasado a ser «hombre con la capacidad de caminar».
Los humanos, aunque no lo parezca, somos listos y sabemos contextualizar los símbolos. ¿O acaso crees, Joan, que la humanidad está esperando un par de números a derecha e izquierda de la bandera de Cruz Roja para resolver una suma? Sabemos que esas siluetas humanas tienen distintos significados dependiendo de si están en rojo en un semáforo o en la puerta de un baño. Querer dotar de sexo a algunos símbolos va a provocar que ahora tengamos que pensar dos veces antes de evacuar un local por una salida de emergencia, no vaya a ser que algunas sean solo para hombres.
¿Y por qué pido un semáforo ensillado y no la retirada de los paritarios? Porque estos sí tendrían sentido si se les dota de algo más. Por ejemplo:
- señalar un itinerario accesible, dando así la seguridad a una persona discapacitada de que no se va a encontrar barreras arquitectónicas cuando llegue al otro lado
- indicar que el tiempo del semáforo en verde es superior al habitual, quitándonos el estrés que nos supone a algunos de nosotros el cruzar una calle con el tiempo justo
Eso sí: a estos va a ser jodido ponerles falda 😉