Estoy haciendo un curso de la Fundación de Ayuda contra la drogadicción titulado «Cuando jugar es un problema». Después del estudio del primer módulo, en el que nos hemos centrado en el juego online, tanto en lo referente a apuestas deportivas como a juegos de casino, hemos tenido que contestar una serie de preguntas. En la argumentación de mis respuestas me ha surgido una pregunta interna: ¿y si las webs de minijuegos han sido un semillero de potenciales ludópatas online?
Governor of poker: póker sin pasta
Los más viejos de Internet (o no tanto) recordamos con lagrimillas en los ojos webs como Miniclip que minaban la red en los inicios de los 2000; lugares en los que te podías perder entre multitud de juegos retro, o algunos modernos pero sencillos. Recuerdo en especial uno de mecanismo sencillo, gráficos divertidos y música pegadiza: Governor of poker. El cometido del juego era simple: jugar partidas de póker para ganar dinero y comprar inmuebles y negocios que te permitan ganar más dinero y jugar en mesas con apuestas más altas.
En aquel entonces no le di más importancia pero ahora, mientras escribo, recuerdo con una sensación de angustia el hecho de que podías subir apuestas poniendo sobre la mesa las llaves de tus propiedades. Y sí. No deja de ser un juego. Y a pesar de ser un juego recuerdo la sensación de vacío al que perderlo todo. La rabia y, sobretodo, las ganas de ponerme a ello para volver a recuperar todo.
Ayer busqué el juego. Tenía curiosidad por saber cómo ha evolucionado en los últimos años. Visualmente es más atractivo, conserva la misma música pegadiza y, lógicamente, la empresa creadora del juego ha programado aplicaciones para iPhone y Android. Lo que más me ha llamado la atención, ahora que estamos más concienciado de los problemas que genera el juego, sobretodo en jóvenes, es que no hay ningún control de edad para jugar a él. Los términos y condiciones, ese enlace que tiene una información tan importante en cuanto a privacidad y que nadie lee, nos dice que hay que tener un mínimo de 13 años para jugar. Pero solo es un enlace. Ningún tick que haya que activar para alertarte de que debes leerlo. Solo un alias, dirección de correo y contraseña. Y en la app se señala que pueden usarla mayores de 12 años.
Todo ello me ha hecho pensar: ¿y si este tipo de juegos nos hubieran quitado el miedo a apostar? ¿Y si hubiéramos interiorizado ese riesgo en tiempo de ocio como algo normal o no contraproducente?