Una de las moderneces conceptuales que más me gusta es esa de que hay que pensar fuera de la caja, o think out of the box en inglés, que viste más. Me gusta porque es algo que ayuda a plantearte soluciones diferentes, más creativas si quieres, a problemas existentes.
Estoy en pleno proceso de reconstrucción de mi casa, y uno de los mayores retos es hacer de mi nueva cocina un entorno accesible y practicable. Probablemente vaya documentando por aquí el proceso, pero hoy quería avanzar un tema que me ha llamado la atención: la ubicación del lavavajillas.
Bien. Probablemente pensarás: «claro. Necesitará ponerlo más alto». Y así es. Lo voy a poner exageradamente alto. Su parte baja estará a dos cajones y un zócalo del suelo. «¿Tan alto?», pensarás. Pues sí. La cuestión es: ¿a ti no te iría también mejor ahí?
Ya tenemos asumido que es incómodo ubicar el horno bajo los fuegos. Entonces, ¿por qué no elevar un electrodoméstico que se usa tan frecuentemente? ¿Cuántas veces te agachas a poner o retirar vajilla de él? Y, claro, ya que hablamos de agacharse… ¿por qué no elevar también la lavadora?
Hay tantas, pero tantas cosas que hacemos porque «siempre ha sido así» que no nos planteamos cambiarlas. Los estilos de vida son diferentes, la sociedad que nos rodea… todo está en constante transformación y se necesita creatividad y tener una mente abierta para aceptarlo y transformar, no solo nuestras costumbres, sino también el entorno.
Y de eso, de adaptarnos a entornos desfavorables y de anticiparnos a potenciales problemas, los retrones (o personas con diversidad funcional si te gusta la corrección política) sabemos un rato.