Hoy mi sobrina y yo hemos hecho una sesión improvisada de pintura con luz con una varita mágica. Las baterías de mi cámara de fotos estabas descargadas así que nos tuvimos que conformar con el móvil.

Echo de menos aquellos tiempos en los que salía por Laredo, cámara en mano, a sacar fotografías de su entorno. Las ocupaciones, el frío, este maldito bicho… Se me ocurren varias razones para haber dejado de hacerlo pero, siendo honestos, solo son excusas.

Hace ya unos meses escuché en un curso que hay una técnica para hacer que algunas tareas requieran menos esfuerzo. Solo hay que convertirlas en rutina. De esta manera, el cerebro gasta menos energías porque no debe recordar que tiene que hacer las cosas, sino que simplemente están automatizadas. El periodo de tiempo para convertir estas tareas en rutina es aproximadamente de 21 días.

Y algo de razón deben tener, porque cada día me cuesta menos sacar tiempo para hacer una foto y escribir unas líneas. Aunque llegue un poco tarde como hoy.

Suena Work, de Morgan. Maldita sea… y yo que tenía que haber estado en el Price este sabado pasado. P**a Pfizer…