A pesar de que solo pasé con ellos un año y medio tengo unos recuerdos muy claros del grupo de colegas de la facultad de Químicas de la UB.
De Dani recuerdo cómo me empujó dentro del coche el primer día que salí con ellos después de mi accidente. Oriol siempre llevaba dos paquetes de tabaco: el suyo y uno de Ducados para ofrecer si le pedían un cigarro. Abel tenía pinta de nervioso pero transmitía mucha paz. A Pere era al único que lo veía sacándose la carrera sin problemas. Y Xevi… Xevi me sacaba de quicio cuando le ponía ketchup al bikini.
Cuenta la leyenda que el nombre de este sándwich proviene de la sala Bikini de Barcelona. Por lo visto habrían cogido una idea de Francia y este bocadillo se convirtió en la especialidad de la casa. De ahí que al mixto caliente con pan de molde y queso con jamón york (aka dulce) se le acabará llamando “bikini” en Barcelona y que el nombre se extendiera (creo) por toda Catalunya.
Este sándwich me trae muchísimos recuerdos de mi infancia. Las meriendas en una “granja” de Barcelona cerca de la consulta de mi pediatra, una amiga de mi madre de cerca de 70 años que lo desayunaba cada mañana junto a un tercio de Estrella Damm, el hilo de queso infinito que colgaba a cada bocado de los que hacían en el bar central del mercado municipal de mi barrio…
Esta tarde me han venido a la cabeza infinidad de recuerdos mientras merendaba un bikini apócrifo hecho con mortadela. Si me hubiera visto Xevi…