Como decíamos ayer, que mi vida vaya sobre ruedas no significa que sea fácil. Aunque esa afirmación parece bastante evidente resulta que hay personas en este mundo que piensan que, de vez en cuando, uno merece que se la jodan (con perdón) un poquito más.
Hoy me han obligado a recorrer 200 metros más para llegar a casa. Mi portal está justo al lado de ese toldo en el que se intuye la palabra ‘Casablanca’ y ese vehículo no me ha permitido llegar a él por el camino más corto.
Parece muy evidente estoy que voy a decir pero por si acaso lo digo: tú (sí, tú, que me lees) no lo hagas. Nunca. Bajo ninguna circunstancia.
Ni en un paso de peatones, ni sobre una acera obstaculizando el paso, ni en un aparcamiento reservado para ♿️. Aunque vayan a ser 10 minutos. O cinco. Ni siquiera 2. No lo hagas.
O te dejaré en el parabrisas un vale para utilizar mi silla de ruedas durante 2 horas.