25 de minutos de sol. Eso es lo que recibe ese trocito de mi terraza a 25 de enero. 25 minutos en los que se puede disfrutar de lo que serán unas cuantas horas dentro de unos meses.
Hoy me ha gustado especialmente este contraste de invierno. El placer de las caricias que proporciona la luz infrarroja proyectando la sombra del humo de la caldera que nos abriga artificialmente dentro de casa.
Hay muchas ganas de verano pero no de los veranos de antes. Si os soy sincero, hay situaciones que nos ha traído esta pandemia que me gustaría que se mantuvieran: nada de aglomeraciones en los ascensores, no sentirme hundido en la multitud al entrar en un bar, poder circular entre las mesas de una terraza sin pedir a la gente que se mueva, que los conciertos sigan siendo sentados y no haya empujones ni codazos…
Puede que leas esto y pienses que soy un aguafiestas pero lo cierto es que a quienes circulamos en silla de ruedas nos han venido bien muchas restricciones.
Aunque eso de los conciertos… igual no es mala idea en hacer una excepción en alguno de ellos. Como los de @foofighters, por ejemplo 😜🤞