Hablando de la cabalgata de Madrid…

Si no has visto la foto de los Reyes Magos llegando a Madrid y no ha llegado a tus oídos, WhatsApp o Twitter una crítica a su vestimenta, probablemente estés desconectado de este mundo. Y eso, por no hablar de las polémicas por la inclusión de una mujer entre Sus Majestades, la recuperación de los personajes de una obra de teatro de Gloria Fuertes… Los informativos y periódicos nos traían, día sí y día también, la última ocurrencia novedad sobre el tema. A veces me pregunto cuál es la razón de ser de los horarios de protección infantil, pero eso es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión.

El caso es que esta mañana me he visto envuelto en una discusión bastante surrealista al hilo de una información que se me había pasado por alto. Resulta que Manuela Carmena, según algunos titulares, había decidido sustituir las gradas desde las que algunos VIPs disfrutaban de la cabalgata por plazas reservadas para discapacitados (de ahora en adelante, retrones). Nada menos que 1800. Como titular, mola mucho. Pero cuando uno se pone a pensar un poco y a cruzar artículos de diferentes medios (maldito pensamiento crítico, ¿verdad?) se da cuenta de que un titular así es absolutamente engañoso.

«Reservado para personas con discapacidad y gilipollas»

Por lógica aplastante, las plazas para 1800 VIPs no pueden ser para retrones, a no ser el Ayuntamiento instale una pluma para ir subiendo las diferentes sillas de ruedas a sus lugares correspondientes. Y eso suponiendo (que es mucho suponer) que una silla de ruedas ocupe el mismo espacio que un asiento de grada. Por lo tanto, una vez descartada la idea de que 1800 retrones, o 900 + sus acompañantes, iban a tener su espacio para disfrutar del espectáculo, llega la pregunta que todo el mundo debería hacerse: ¿cuántas plazas reservadas a retrones se pusieron a disposición?

La respuesta está en el artículo que comenzó el animado debate que mantuve en Twitter. Fueron 220 en total, o 110 + acompañantes, según un acuerdo al que llegaron Famma y el consistorio madrileño. Después de leer varios artículos, he concluido que la famosa grada de 1800 se convirtió en 36 plazas para retrones + 354 para personas con riesgo de exclusión social. Además, en torno a 700 invitaciones son enviadas a patrocinadores y colaboradores del evento.

Llegados a este punto, uno se pregunta: ¿son suficientes 110 plazas para retrones en la cabalgata grande de la ciudad de Madrid? Es indiscutible que es necesario habilitar zonas. Tan solo tienes que imaginar que estás sentado entre la muchedumbre que se lanza a la calle ese día, y sumarle la difícil movilidad o las ansias de niños y abuelos por coger caramelos. La cuestión es: ¿cuál debería ser el número mínimo reservado para un evento del que es tan complejo calcular el aforo?

No seré yo quién en le ponga el cascabel al gato…

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