A vueltas con el sexo de los discapacitados

Aquí, entre nosotros, os diré que no soporto la palabra «igualdad». Le encuentro un tono paternalista y en su significado que alguien, en algún momento, ha estado por encima de otro. Esa igualdad encierra discriminacion y condescendencia. Así que, por favor, dejémonos de hipocresías: los retrones somos diferentes a los bípedos.

En ese afán de promover la igualdad, a algún arquitecto (o arquitecta), muy probablemente en soltería (o, por lo menos, sin hijos) se le ocurrió un día que los retrones debían sentirse discriminados al ir al baño. Debió pensar: «pobre gente… seguro que se sienten asexuados por no entrar a un baño de hombres o mujeres y tener que acceder a uno que les define por su condición de discapacitados». Así que tuvo la feliz idea de incluir un habitáculo más grande en los baños de ambos sexos. La idea a priori mola y parece integradora, ¿verdad? Pues… no. Por lo menos, no para mí.

Si eres padre y tienes una hija de tres años y a ella, en un área de servicio, le entran unas ganas tremendas de mear… ¿dónde la acompañas? Pues un discapacitado como yo, que necesita ayuda para según qué cosas, se ve en esa misma situación cuando sale acompañado de una mujer. ¿Entramos al baño de hombres, en el que probablemente nos miren tres tíos mientras sostienen su miembro en la mano? ¿O al de mujeres, donde alguna chica mona creerá que no puede tirarme los tejos pensando que quien me acompaña es mi pareja? Muy complejo todo.

Creo en el respeto a la diferencia. En la comprensión. Si se entendiera nuestra problemática y se asumiera que muchas de las personas que necesitamos usar esos baños somos dependientes, el baño «asexuado» no estaría en peligro de extinción. Entiendo que a alguien se le pasara por la cabeza que es discriminatorio tener baños para bípedos y otros diferentes para retrones, pero eso pasa por no tener claro que las necesidades son diferentes. Se sabe que hay que poner barras, lavamanos elevados, interruptores de aviso en el suelo por si nos caemos y necesitamos ayuda… Deberían ser conscientes también aquellos que los proyectan que algunos somos dependientes y que debemos ir acompañados. A veces, queriendo integrar se discrimina.

De todas maneras, sincerándome y en confianza… lo que de verdad mola es usar un baño en el que entra poca gente, y más aún cuando comprenden que uno tiene dificultades de movilidad y que puede tardar más de lo habitual en salir… Sobretodo, cuando entras con tu pareja.

Asexuados que somos… 😉

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *